miércoles, 26 de septiembre de 2012

Aprender a educar

Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.

Anónimo

El pasado sábado recibí uno de esos fantásticos e inesperados regalos de la vida. Iba a tomarme un café con mi buen amigo Manuel en un lugar precioso, un café-librería llamado "La fugitiva". Cuando entramos, ví sentado en una de las mesas a Fernando Savater, todo un referente para mi en el mundo de la educación y la filosofía. Inmediatamente quise hablar con él sobre el libro que estaba leyendo "Ética de urgencia", pero la verguenza me superaba.
Justo en ese momento se levantó y subió a la tarima que la librería prepara cuando los autores quieren presentar su obra a los lectores. Nosotros no sabíamos que allí, a esa hora, Savater iba a charlar sobre su obra con las apenas 15 personas que estábamos ahí. En cuanto se sentó y nos sonrió, me entregué a la sencillez de sus palabras, a su fino sentido del humor, a su sabiduría y al sentido común que desprende a la hora de hablar de muchos temas de actualidad: educación, crisis, capitalismo, redes sociales,igualdad...
 
Explicaba algo que puede sonar políticamente incorrecto pero con lo que coincido plenamente: debemos educar para la independencia y el pensamiento libre, esas deberían ser las bases. A lo largo de mi experiencia clínica, he podido comprobar lo dañinas y contaminantes que son las relaciones de dependencia emocional. Claro que tenemos que ayudar y orientar a nuestros hijos, pero hay una tendencia muy fuerte a hacerles las cosas sin hueco para que puedan aprenderlas, con el tiempo y a medida que van haciendose mayores, tienen cada vez más capacidad para hacer y pensar por si solos aunque estemos siempre ahí para guiarles. Pero hay algo más tremendo, y es la dependencia que los padres desarrollan hacia sus hijos, cargándoles así con una mochila emocional llena de miedos y expectativas que no son suyos, sino herencia de unos padres inseguros, asustados y dependientes. No quisiera con esto echar la culpa de todos los males a los padres (cuestión que muchas veces se me reprocha), sino invitar a una reflexión íntima para el autoconocimiento. Si empezamos por ser conscientes de algunos aspectos que podemos mejorar y nos ponemos a ello, veremos como todo alrededor empieza a moverse, se trata del simple pero potentísimo "efecto mariposa".
 
 
 
 
He visto niños y niñas que, desde muy temprana edad se sienten en el deber de corresponder a determinadas expectativas de cariño o bien que directamente piden a gritos a sus padres que les pongan límites. Son niños que se sienten muy inseguros porque quienes les rodean no son firmes y no les dan confianza. Algunos padres y madres se niegan a aceptar que no siempre podemos caer bien a nuestros hijos, que no somos sus "coleguitas" y que nuestra labor es otra: somos la brújula que orienta en este mar caótico que es la vida, los límites constituyen la barandilla que necesitan para no caer en el vacío.
 
Decía Savater que, cuando habla con adolescentes y jóvenes, les dice que no se fien siempre del que les da la razón, que educar es de algún modo frustrar para que el otro crezca. Los educadores somos como esa pared que necesita la enredadera para crecer, ese apoyo y guia fundamentales para que sigan su camino. Diferenciaba entre dictadura y autoridad, explicando que el dictador quiere mantener siempre a la gente como niños, sin capacidad ni libertad de pensamiento. En cambio la autoridad ayuda al niño y al joven a rebelarse contra lo que no quiere y a luchar por lo que cree.
 
Me gusta especialmente cuando habla de las redes sociales, en la necesidad esencial que supone educar a nuestros menores en esos ámbitos. Cuando los jóvenes le preguntan su opinión sobre Twitter, por ejemplo dice: "Cuando una persona se configura para expresarse en 140 caracteres, cuando se habitúa al dicterio o al insulto, pierde la capacidad para la argumentación, que es la médula del pensamiento. Creo que sería bueno que la educación presentase cierta resistencia a este tipo de comunicación y siguiese formando a los alumnos en la argumentación".
Desde luego, no se trata de demonizar a las redes sociales, a las que siempre he defendido como una fantástica herramienta de difusión de ideas y comunicación con semejantes, sólo creo que no hay formación previa para enfrentarse a un mundo tan complejo y peligroso (sobre todo para los menores) en el que esconderse tras una pantalla e inventarse una personalidad puede llevar a algunas personas de mala fe a cometer todo tipo de tropelías: acoso, maltrato psicológico, etc.
 
 
 
Os recomiendo vivamente la lectura de "Ética de urgencia" y si teneis hijos adolescentes, os animo a que lo leais conjuntamente ya que se trata de una lectura muy amena en forma de preguntas que le hacen los chavales y sus respuestas. Podría constituir un estupendo ejercicio de comunicación y debate sobre temas que seguro les interesarán a vuestros hijos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cómo se dibuja a un niño


Crecí con los poemas infantiles de Gloria Fuertes, de hecho fue mi primer acercamiento al mundo de la Poesía. Ahora vuelvo a tenerla cerca porque la aprenden los peques en el cole...
Así que he querido homenajear a esta mujer especial desde el blog porque aunque no sean las mejores, desde luego  se percibe mucho cariño y mucho corazón en lo que escribía. ¡Gracias Gloria!
 
 
 
 
Cómo se dibuja a un niño
(Gloria Fuertes)

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
- que esté comiendo un barquillo -;
muchas pecas en la cara
que se note que es un pillo;
- pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso -.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.

Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana
y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista
- porque chutando es artista -.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento
por eso está tan contento.

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.

 




viernes, 7 de septiembre de 2012

Vuelta al cole


Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.

Confucio



La expresión de "vuelta al cole" se ha generalizado para niños y adultos cuando se acaban las vacaciones. Asi que, tengo la esperanza de que este post cale hondo en los padres/madres para que transmitan buen ánimo a sus hijos a la hora de encarar el nuevo curso.
Como ya lo he comentado en el blog unas doscientas veces, no importa que me repita más que el ajo...la actitud que tengamos los padres ante nuestra propia "vuelta al cole" va a pesar infinitamente más que toda la larga lista de ventajas que les recitemos: volver a ver a sus amigos, aprender cosas nuevas, acudir a las actividades extraescolares, etc, etc...
Normalmente, nos expresamos con enorme fastidio y resignación en los últimos días de las vacaciones, utilizando expresiones como "se acaba lo bueno". Esto, aunque no nos lo parezca, a los niños les chirría bastante porque no pueden comprender que los adultos (esos que según ellos hacemos siempre lo que queremos) decidamos "sufrir" en nuestra vida laboral.
 
 
 
 
Desde luego que los trabajos no suelen ser un camino de rosas, pero sería muy interesante valorar (hoy en día más que nunca), que somos afortunados por tener un empleo. Intentar buscar aspectos positivos de nuestra vida profesional no sólo nos va a ayudar a sobrellevar el curso que recién empieza, también seremos capaces de transmitir la alegría por el trabajo bien hecho a nuestros hijos.
 
Muchos niños tienen un bajón de ánimo bastante fuerte en el comienzo del curso: sienten que no van a poder con ello, les espanta volver a la rutina, tienen miedo al fracaso...tenemos que estar atentos a estas señales cuanto antes. Si el niño se muestra apático, ansioso o irascible, hay que buscar la causa de su desvelo. A veces son problemas de autoestima, otras porque hay compañeros en el colegio que les hacen sentir mal y otras porque tienen miedo de los profesores o de reacciones de los padres si suspenden. Si nos sentamos a hablarlo desde el principio, incluso explicándoles que a veces a nosotros nos inquietan cuestiones parecidas, abriremos esa puerta de la comunicación tan necesaria como difícil.
Es importante acompañarles en este proceso, hacerles saber que el aprendizaje consiste también en errar, que equivocarse y fracasar forma parte de su desarrollo y que por eso no serán castigados, eso sí, tenemos que hacerles ver que tienen que intentarlo y dar todo de sí mismos.
Por el camino, sin duda, aprenderemos algo de nosotros mismos, nos daremos cuenta de algunos miedos que arrastramos y que nunca es tarde para enfrentar. Pero sobre todo, podremos afrontar el nuevo curso con la ilusión de un niño que huele sus libros nuevos, prepara su material a estrenar y se pregunta que le deparará este año.
 
 
 
 
¿A todos nos gusta ESTRENAR algo, ¿verdad? ¿Qué tal si estrenamos temporada y actitud? ¿Por qué no pensar que podemos sorprendernos con nuevos y mejores retos? ¿Y si liberamos nuestra mente de nubes negras y oscuros prejuicios sobre los demás y sobre nosotros mismos y dejamos paso a la luz? Ya sabemos que lo importante no es lo que nos pasa sino cómo gestionamos lo que nos pasa así que, pensemos en lo positivo de la vuelta a la rutina y seamos capaces de transmitir alegría por el futuro a nuestros pequeños, al fin y al cabo y pese a la prima de riesgo, el mundo sigue girando y nosotros seguimos respirando.
 
¡¡BIENVENIDOS!!