jueves, 24 de octubre de 2013

La buena educación: NO a la Ley Wert

" La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo"
Nelson Mandela



Hay que mojarse, se ha llegado a un punto de indefensión por parte de la sociedad y de abuso por parte del poder, en que ya no caben medias tintas ni posiciones veladas.

La educación DEBE ser libre, accesible y justa...o no será. No es una cuestión ideológica, no puede ser una evangelización, la educación es otra cosa, es el futuro de los que son ahora niños y jóvenes, y con eso no podemos conspirar. ¿Cómo vamos a avanzar en un lugar en el que la solidaridad ya no tiene cabida? Estamos llegando a un punto en el que los programas de televisión están haciendo una labor por la que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos a la Administración Pública, que ya ni administra nada ni mucho menos es pública. Decía Eduardo Galeano que "la caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo". No queremos caridad, a nadie le gusta que le traten como a alguien inferior. Lo que buscamos, por lo que luchamos es por una sociedad más equitativa y justa, por una educación que fomente el pensamiento libre y creativo. No queremos niños y jóvenes adoctrinados, uniformados y esclavizados. No queremos cometer los mismos errores que en el pasado fomentaron odios, rencores e incluso guerras entre hermanos.

Los niños y los jóvenes tienen grandes valores que pueden aportar a la sociedad si somos capaces de poner atención y escucharlos. Son seres puros, inocentes, valientes, creativos...muchos de estos talentos son cercenados en los colegios porque aparecen pensamientos divergentes a los que la "línea educativa" del centro persigue.

Desde luego, sigo firme en la convicción de que los verdaderos valores se enseñan desde la familia, el núcleo en el que el niño crece, sea el que sea, es en el que verdaderamente se empapa de lo necesario para afrontar su vida. Y la familia no es sólo el concepto tradicional que suele pensarse como lo ideal: papá, mamá y hermanos. NO. Hay familias homosexuales, monoparentales, adoptivas, "reconstituidas" (las que se forman con hijos que cada miembro aporta de relaciones anteriores) y todas ellas pueden ser (y de hecho, son), enormemente enriquecedoras, que aportan puntos de vista innovadores, estimulantes, distintos. Sabiendo que la base de la educación está en casa y que es desde ahí desde donde podemos y tenemos que trabajar, lo que la sociedad necesita es tener escuelas y universidades donde poder fortificar esos valores que se han sembrado en el calor del hogar. Hay casos terribles en que las únicas personas que verdaderamente prestan atención a algunos niños son sus maestros, los que los ven a diario y son sensibles a sus cambios y problemas. ¿Cómo vamos a recortar en algo tan fundamental como el núcleo duro de las personas?

Los colegios DEBEN ser lugares en los que germine y crezca la semilla creada desde la familia, donde no se limiten a aprender materias como loros, sino que experimenten emociones, sensaciones y sentimientos que les hagan crecer y ser mejores. Donde vivan en sociedad, entiendan la solidaridad, el trabajo en equipo, la cooperación. Donde, en definitiva se humanizen, y no al contrario por ese afán de sacar una determinada nota y ser mejor (¿¿mejor??) que nadie.

Los profesores se sienten abandonados en muchas ocasiones. Parece que ni instituciones ni padres entiendan bien lo ESENCIAL que es su trabajo, a veces se les trata con cierto desprecio y conmiseración. En Japón, los únicos que no hacen reverencias al Emperador son los maestros, porque según los japoneses, en una tierra sin maestros, no puede haber emperadores...da qué pensar, ¿verdad?

Queremos una sociedad respetuosa, cuyos miembros sean libres, autónomos y colaboren entre sí en vez de competir. ¿O no se trataba de construir un mundo mejor y más justo? Los niños y los jóvenes tienen las capacidades, de un modo natural construyen un pensamiento libre, sin prejuicios, creativo, valeroso. Estas leyes educativas sólo coartan esa libertad, pretenden enseñarles el bien y el mal desde un punto ideológico en vez de dar alas a su propio discernimiento, no argumenta, sólo evangeliza, no construye pensamiento crítico, sólo pretende fabricar afiliados y militantes.

Pues bien, es hora de decir NO. No a la Ley Wert, a sus abusos, a sus adoctrinamientos, a sus desigualdades. Hoy hacemos huelga por una escuela libre, igualitaria y justa. 

Os dejo un vídeo muy ilustrativo que explica de un modo muy claro los motivos por los que luchamos:



miércoles, 28 de agosto de 2013

¿Tú también tienes Síndrome postvacacional?


"Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas."
Elbert Hubbard



Empezaré por decir que lo que vais a leer en este post puede que os choque un poco, y desde luego para algunos de mis colegas sería una auténtica herejía pero ahí va.
No creo en el "Síndrome postvacacional" como no creo en el "Trastorno por déficit de atención con hiperactividad". Dicho así, ya imagino algunas reacciones. Matizaré...

Los psicólogos (no todo, afortunadamente) tienen la obsesión/manía de poner nombre a todas y cada una de las reacciones humanas, sean normales o enfermizas. Supongo que es un modo de poder controlarlas y de paso, hacer algo de caja "patologizando" conductas. Al igual que un peluquero/a te va a cortar siempre mucho más de lo necesario, el psicólogo pondrá nombre y apellidos a tus reacciones, a veces acertadamente y otras dependiendo de las modas, que en psicología también existen.



El archifamoso "Síndrome postvacacional" (del que hablan ya por sistema todos los telediarios a finales de agosto como se habla de los estragos de la lluvia en las procesiones de Semana Santa), viene a ser lo que toda la vida denominábamos "Cachislamarquepocasganasdevolveralcurroconlobienqueseestadevacaciones", es decir, pereza.
Dicen las estadísticas (malditas estadísticas) que el 50% de los españoles sufren "Síndrome postvacacional". Teniendo en cuenta las cifras de paro, entiendo que se trata de población activa. No son tantos, pero, después de estar 15 o 20 días sin apenas mirar el reloj para nada, relajadamente, tumbados durante horas en la playa o ajenos al ajetreo diario en la montaña...¿quien quiere volver al mundanal ruido?
Claro que hay grados, y eso no es ninguna broma, cuando la ansiedad se agudiza hasta incapacitar para comer bien o dormir a pierna suelta, cuando los pensamientos negativos acucian y son recurrentes, indudablemente hay un problema de fondo que se debe acometer. Pero hay mucha gente que utiliza alegremente (expresión mal traída en este caso), síndromes y trastornos como la depresión, que es algo realmente serio.


Por lo tanto, querid@s tod@s, quizá tal y como están las cosas, los que tenemos trabajo deberíamos sentir el "subidón postavacacional", adaptarnos paulatinamente a los nuevos horarios, mostrarnos contentos ante nuestros pequeños observadores porque emprendemos un nuevo curso juntos, decirles lo fascinante que es el reto de aprender nuevas cosas, estrenar libros nuevos, quizá nuevos amigos...esto es clave, como siempre. Si nuestros hijos nos ven jurar en arameo por la vuelta al trabajo, que aflora el mal humor ante las perspectivas laborales y una continua queja en nuestras bocas, ¿cómo pensáis que reaccionarán ellos ante su inminente vuelta al cole?


Y si de verdad sentís esa angustia vital o la intuis en vuestros hijos, indagad, averiguad más, quizá se deba a que algo o alguien les hace sentir mal, si conseguís que os hable de ello, le ayudaréis a liberarse y además se podrán poner soluciones a lo que le preocupa. Entonces sí, acudid al psicólogo...solemos dar con algunas respuestas! ;-)

Recomendaciones generales: 
1.- Afrontar la vuelta a la rutina como algo necesario para valorar los momentos de relax. Sin trabajo no hay vacaciones. Sin dolor no se valora el placer.

2.- Hacer deporte para aumentar las endorfinas y de paso bajar esos kilillos que todos subimos tras la vida relajada y sedentaria del verano.

3.- No forzar la máquina los primeros días ni agobiarse por todo lo que se ha acumulado, queda tiempo por delante. Poco a poco iremos sacando el trabajo adelante.

4.- Ayudarse con alguna pequeña "autogratificación" por haber superado con éxito el bachecillo que supone la vuelta a la rutina.

5.- Mirar e interiorizar los sabios consejos de este vídeo tan positivo y alegre, dejadlo cerca para los momentos de bajón y revisadlo de vez en cuando: 


P.D: Sobre el asunto del TDAH os hablaré en otro post, no me olvido.
Espero vuestros enriquecedores comentarios, ya sabéis que son siempre bienvenidos.

domingo, 2 de junio de 2013

Efecto Bandwagon: el gregarismo adolescente




"La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo."
William Shakespeare


He comentado aquí algunas veces, lo interesante que me resulta la etapa adolescente desde el punto de vista psicológico. Una fase llena de cambios físicos evidentes acompañados de una montaña rusa emocional, plagados de contradicciones y de rebeldías. Se acerca el momento en que me enfrente a esa etapa como madre y aunque me parece un reto fascinante, también me inquieta el enorme poder que el grupo tiene en los adolescentes.

Hace poco leí una noticia que me impactó mucho, hablaba de la nueva moda de utilizar tampones empapados en vodka que se había impuesto entre grupos de adolescentes y que, por supuesto había llevado a algunas de ellas a situaciones de alto riesgo para su salud. Esto me hizo reflexionar sobre el "efecto bandwagon" o lo que es lo mismo, "subirse al carro" que tan bien funciona entre los adolescentes, en moda e incluso en política. Dicho efecto se basa en que cuanta más gente haya adoptado una conducta, más probabilidades hay de que otros muchos se dejen llevar por ella sin importar consecuencias ni valorar peligros o méritos del hecho en particular.




Es importante entender, que en la adolescencia nos enfrentamos a una necesidad urgente de responder a una nueva realidad física y social. Como físicamente ya no son ni se sienten niños, empiezan por probar nuevas conductas (así aprendemos todo, por ensayo y error). Saben que tienen que adaptarse a esa nueva anatomía y también se genera en ellos un poco de nostalgia por lo que dejan atrás, su contradicción básica es que exigen ser tratados como adultos (se sienten así) pero se siguen portando como niños (en parte lo siguen siendo), generando en ellos mismo y en todo su entorno una confusión extrema basada en la lucha de unos por controlar y tratar de entender (los padres) y la defensa de otros de su libertad, su capacidad de expresión y su autocomprensión (los hijos).

En todo este maremágnum de emociones y sentimientos encontrados, los adolescentes encuentran un remanso de paz entre sus iguales. Es con su grupo y alejándose del núcleo familiar del que ya creen conocer todo, donde buscan su propia identidad. Hasta ahora, la imagen que tenían de sí mismos era la que les proyectaban sus adultos más cercanos: padres, familiares y profesores. En la adolescencia, lo que más les importa es lo que sus amigos piensen de ellos, sentirse plenamente integrados en su grupo. Hasta tal punto es importante, que su autoestima está sujeta a esa aceptación, de ahí el gregarismo imperante en esta etapa de la vida.
Como afirmó Françoise Dolto, "para los adolescentes, el colectivo es un refugio y un sustituto de la confianza en uno mismo". Buscan la salida del grupo familiar, nuevos valores e ideales diferentes a los de sus padres. También es en su grupo donde viven las primeras experiencias amorosas y se van abriendo a una nueva vida social.




Todo este proceso se vive por parte de los padres como algo extraño e incomprensible, sienten alejarse al niño y no terminan de reconocer al adulto que se cierne. Esa lejanía es dolorosamente necesaria, forma parte del crecimiento y de la búsqueda de sí mismos. Y ya que es inevitable, los padres podemos mejorar nuestra actitud al respecto.

Breves sugerencias para sobrellevarlo
  • Como siempre comentamos, una primera base es la comunicación, si siempre fue fluida, al menos no se cerrarán en banda y habrá muchos asuntos que puedan hablarse aunque también tendremos que aceptar que como padres, no sabremos todo, ni controlaremos todo ni nos contarán todo.
  • Aunque parezca una obviedad, ahora más que nunca debemos mostrarles nuestro amor. El amor entendido como sentimiento de aceptación buscando siempre su bien. Ellos perciben esa incondicionalidad  y aunque haya un periodo de "separación" con sus padres, esa base amorosa es siempre el hogar al que regresarán.
  • También es importante que no juzguemos en exceso, sus parámetros están ahora en plena evolución y en ocasiones tienen que encontrar sus propios caminos. Rememoremos nuestra adolescencia, eso ayudará a comprender...
  • Es importante también que haya una confianza mutua, que infundamos en ellos algo de optimismo y alegría, y en estos tiempos hostiles más aun. Si andamos constantemente dudando de ellos, acabarán ocultándonos cosas importantes. Aunque nos defrauden en algunas ocasiones, tenemos que seguir mostrándoles nuestro apoyo, que sientan que apostamos por ellos. Sólo equivocándonos encontramos nuestras soluciones.
  • La confianza que ellos tengan en nosotros depende en gran medida de nuestra consistencia a la hora de poner en práctica las normas establecidas y las consecuencias de no cumplirlas. Si ellos nos ven dudar o desfallecer, perderán la confianza en nosotros. La inseguridad en los padres les crea una angustia tremenda. Si nos encuentran impredecibles y débiles...¿cómo van a confiar? Cumplamos lo que decimos.
Desde luego nada de esto es infalible, pero con la ayuda de estas pequeñas pautas y la conciencia de que esta fase gregarista dará paso a otra más madura, nos ayudará a gestionarlo más sabiamente. Para comprender mejor esta etapa, estaría bien no dejar escapar el niño inquieto y juguetón que una vez fuimos, y recordar que "yo también tuve 20 años y un corazón vagabundo".

Os dejo un video en el que se plasma la máxima contradicción adolescente, quieren ser ellos mismos, únicos e irrepetibles pero "subiéndose al carro" de todas las modas y corrientes propias de sus iguales...esquizoide, no? Efecto Badwagon

También os parecerá seguramente muy interesante este experimento que quiero compartir sobre conformidad grupal para que veais lo potente que es la influencia del grupo ( no sólo en los adolescentes).



martes, 9 de abril de 2013

La Tribu necesaria


"Tu tribu sabrá ver en tus fallos, la semilla de tus éxitos"
Sir Ken Robinson


Parece evidente la necesidad de que así sea...pero qué difícil nos resulta a veces valorarnos, sentir que somos capaces. Normalmente tiene que venir algún “ángel” cercano en forma de madre, amigo, hermana o compañero que nos recuerda que somos especiales, intrínsecamente buenos, que podemos, que valemos, que simplemente SOMOS. Y lo que somos es importante, muy importante. Nos permite hacer muchas cosas, nos da un lugar en el mundo, nos muestra nuestro papel en la vida.

Cuando alguien te dice “creo en ti”, te da alas, saca de ti lo mejor que tienes, lo que no podemos ver porque estamos inmersos en lo negativo, en la oscuridad de nuestros problemas. Cuando alguien te entrega su confianza plena, te lo está dando todo. Te devuelve las riendas de tu propia vida. Cuando no hay cortapisas ni dudas, sólo cariño y convicción en esas palabras de quien te quiere y desea que evoluciones, lo des todo, mejores…sólo queda confiar y echar a volar. 


Y es que, para evolucionar es importante “saber rodearse”. Mi admirado Ken Robinson, todo un referente en el ámbito de la educación, habla de la necesidad de una “tribu” para desarrollar los talentos. Esa persona o grupo con los que sientes que eres capaz de todo, que te anima, que te apoya cuando desfalleces, que no sólo no pone palos en las ruedas sino que te allana el camino. Personas cercanas a las que te une una sintonía inusual, casi milagrosa, que saben cómo te sientes con sólo una mirada…es en ese entorno confiable, en el que se desarrolla todo nuestro talento y nuestro potencial al máximo. 


Pero ¡cuidado!, tenemos la tendencia de dejarnos influir demasiado por las opiniones de otros, de TODOS. Y es evidente que todas las personas que nos rodean no pueden tener el mismo “peso”, tenemos que saber seleccionar. ¿Quién no ha tenido compañeros envidiosos o trepas dispuestos a cualquier cosa por hacerse notar? ¿Quién no se ha sentido poco valorado (o nada) en su propia familia cuando quería emprender algo que se salía de lo corriente? Esas personas que nos prejuzgan o nos coartan no deberían ejercer ninguna influencia sobre nosotros y si lo hacen es porque les dejamos, les damos el poder de hacernos daño. 



Todo este asunto es todavía más peliagudo hablando de niños porque comentarios de los padres, los abuelos o los profesores, incluso con la mejor intención del mundo, puede hacer que se sientan heridos y lo que es peor, que no vuelvan a intentar nada creativo y novedoso porque en su entorno, su tribu le ha dicho que “se deje de tonterías”. Pienso que es importante dejarles experimentar, probar, EQUIVOCARSE y caer…¿de qué otro modo podrán aprender y encontrar su camino? En el colegio de mis hijos había una profesora de lengua y mates que decía abiertamente en clase, que aprender música era una estupidez, que no servía para nada y que además no se gana dinero…¿¿cómo puede darse un mensaje de ese tipo a los niños desde la escuela?? Afortunadamente, los profesores con esa mentalidad son aplastante minoría (o eso prefiero pensar).


Desde el colegio y desde casa, es muy importante que ayudemos a nuestros niños a sentir que están en su tribu, afianzaremos su autoestima y conseguirán indagar sin trabas hasta encontrar lo que hacen bien y además, les hace felices…¿se puede pedir más?











jueves, 14 de febrero de 2013

El camino de la intuición

"La única cosa realmente valiosa es la intuición."
Albert Einstein


Etimológicamente, la palabra "intuición proviene del latín “intueri”, que significa mirar hacia dentro, contemplar. Según los filósofos, la intuición es una fuente de conocimiento. Todos la hemos sentido alguna vez, aunque no se puede anticipar ni prever. Simplemente ocurre sin explicación aparente. Podemos aceptarla y darle uso o alejarnos de ella, pero sobre determinados asuntos (muy importantes siempre), finalmente nos ayudan a tomar decisiones si sabemos "escucharla".
La intuición está íntimamente relacionada con las emociones, se trata de mundo interior en el que sentimos malestares, entusiasmos, antipatías, simpatías o premoniciones que parecen querer decirnos algo.
¿Por qué si es consustancial al ser humano (y por supuesto a los animales), nos empeñamos en racionalizar casi todo y apartarnos de esa maravillosa herramienta que es la intuición? Especialmente en educación, es fundamental ser intuitivo. Los educadores realizan un cometido en el que la intuición juega un papel clave, se convierte en algo transformador y renovador. El educador atento es sensible a muchas emociones que no se expresan, las intuye, es capaz de comprender sin saber. Sin la intuición no es posible enfrentar los desafíos de la educación, del proceso misterioso por el cual se forma la personalidad.

Proporcionar alimento, cobijo, seguridad y cariño son las bases de una crianza sana. Pero eso no es suficiente para muchas madres que se sienten inseguras, consultan tablas de percentiles casi compulsivamente, no saben si al amamantar su bebé ha tomado suficiente leche, si les duermen de la forma adecuada...por no hablar de las dudas existenciales que nos provocan los adolescentes con sus infinitas argumentaciones a las que no sabemos a veces qué contestar. Si estamos atentos, conscientes, con una dosis de calma siempre necesaria SABREMOS qué hacer. Y me refiero a esa forma de "saber" que no has leido ni aprendido en ninguna parte, como una reacción ante algo inesperado que te hace actuar y cuando reflexionas no sabes cómo has podido hacerlo.
Persiste actualmente un empeño constante en influir a los padres al albor de diferentes modas. Como pasa con la alimentación, lo que hace unos años era fatal en la dieta, ahora resulta ser fantástico (véase el ejemplo del pescado azul); en educación también hay modas: el método Estivill (tan denostado como mal interpretado), el colecho, la crianza con apego seguro, y miles de teorías más que pretenden demostrar que su modo es el mejor.
Personalmente defiendo todas y ninguna. Me explico. No creo que haya un método infalible ni una fórmula mágica. Cada niño es un mundo, cada padre y madre también. Cada uno trae su mochila de experiencias, positivas y negativas, sus taras, sus manías, sus virtudes...tendemos a proyectarlas sobre nuestros hijos buscando técnicas educativas correctas, como si eso existiese, olvidándonos por completo de la sabia intuición.
Una madre me decía hace poco que las dudas le aturden, que nunca sabe si lo está haciendo bien. Yo creo que si se actúa con la única certeza del Amor por nuestros hijos, pensando que las decisiones que tomamos respecto a ellos son por su bien, acertaremos siempre.
Dejemos que la intuición nos guíe, que nos ayude a educar con más corazón y menos "método" porque como dijo Pascal, "el corazón tiene razones que la razón no conoce".
Os dejo el link de un artículo muy interesante publicado en El País sobre la intuición, espero que os guste!!

martes, 22 de enero de 2013

Azar, suerte y otros factores

"La suerte favorece sólo a la mente preparada."Isaac Asimov



Últimamente tengo la sensación de que se han acumulado noticias con un factor común, que me han llevado a esta reflexión que hoy os propongo.
La expectación mediática y política ante la decisión de Adelson referente al lugar que elegiría para "bendecirnos" con su (no tan magnífica, finalmente) inversión. El hecho de que la Sra. Aguirre se dejara la piel apoyando e incentivando este proyecto mientras se sigue recortando en personal y servicios en los pilares más básicos para nuestra sociedad, como son la educación y la salud. La convicción con la que se dirigieron a los ciudadanos para explicarnos el grandísimo filón que va a resultar tener un megacasino en nuestra ciudad.
Recientemente, la Lotería de Navidad que nadie puede perderse porque practicamente cae en herejía popular. Poco después, la del Niño porque bueh, total ya...alo mejor ahora tenemos más suerte, vamos a probar (y a dejarnos ahí bastante dinero).
Las Quinielas, el Euromillón, el "Cuponcito", la "Primitiva"...mira, este último nombre sí que se ajusta bastante a la sociedad obsesionada con que el azar, los astros o "loquesea" externo a nosotros, va a sacarnos de los apuros.
¿Por qué creemos, en general, que un golpe de suerte va a sacarnos del hoyo en vez de actuar y emprender un nuevo camino? ¿Por qué esta forma de pensar tan traicionera como tradicional que nos hace confiar más y dejarnos el dinero en "Loterías y Apuestas del Estado" en vez de en un curso de formación que pueda mejorar nuestra situación REALMENTE?
Quizá tenemos que evolucionar como país, perder miedos, alejar complejos y sentir que podemos hacer cosas por nosotros mismos. Lo que me asusta es comprobar cómo los que nos gobiernan actualmente ( y también los anteriores), actúan también siguiendo criterios de otros, poniendo excusas sobre lo que pasa fuera, no responsabilizándose de NADA. Si eso es lo que vemos en los que tienen el destino de nuestro pais en sus manos, ¿cómo vamos a confiar en nuestras posibilidades?
¿Cómo es posible que en los Centros Culturales, pagados con la contribución de todos los ciudadanos se ofrezcan clases de "Croupier" o "Pole Dance" (baile con barra vertical) y que éstas tengan más demanda que cursos de informática o escuelas para emprendedores? Seguramente han pensado que son posibles puestos de trabajo para Eurovegas. No sé si esto ocurriría en paises como Francia o Alemania pero tengo la sensación de aquí tenemos las prioridades cambiadas. Es como si hubiéramos asumido que España será un gigantesco parque temático para el ocio europeo, como si hubiéramos tirado la toalla para ofrecer nuevas alternativas.
¿Cómo es que siendo uno de los paises punteros en el desarrollo de energías alternativas (gracias sin duda al envidiable clima del que gozamos, con más días al año de sol y centrales eólicas), no se empiece a formar a gente en este campo, por ejemplo para poder trabajar?
Me surgen muchas preguntas, como veis, quizá me falta información pero a primera vista no entiendo esta actitud de autoincapacitación. Es dañina y nos autodestruye como país.





Creo que parte de la respuesta está en que tiene que operarse un verdadero CAMBIO interior para que dejemos de lanzar balones fuera, para que dejen de ser factores externos los que condicionen nuestra vida. Claro que la suerte ayuda, estar en el momento adecuado en el lugar preciso...pero para llegar a ese punto, hay que entrenar la atención, es clave estar atentos e interpretar las señales que por ejemplo nos da inequívocamente nuestra sabia intuición.

En estos tiempos, tenemos que aprender que no podemos dar nada por sentado, ni en las relaciones ni con nuestra vida profesional...con NADA. El otro día leí una frase que me encantó y creo que tiene que ver con esto: "A menudo encontramos nuestro destino en los caminos que tomamos para evitarlo".
La vida nos va poniendo a prueba, nos muestra caminos que a veces nos empecinamos en obviar, preferimos permanecer en la "zona de confort" aunque sepamos en el fondo de nuestro corazón que no nos está ayudando a crecer y mejorar, que nos está estancando hasta que empieza a atufar a podrido.
Deberíamos ser más valientes porque estoy convencida de que todo lo que ocurre tiene un motivo, y si abrimos nuestra mente, acabaremos por entender cual es el aprendizaje que debemos llevarnos de cada vivencia, sobre todo de las desagradables que es de las que más se aprende.



Hay que distinguir entre suerte y azar. El azar es algo fortuito, meramente casual (como la Lotería). La suerte en cambio tiene un matiz, una búsqueda, se persigue, se la atrae.
Necesitamos suerte en la vida, cómo no...pero no dejemos nuestro destino en manos de un sólo factor: la perseverancia, la confianza, el valor, la constancia; son valores que sin duda nos pueden acompañar para emprender cualquier acción y desde luego son más duraderos que la efímera ilusión de un billete de lotería, un cupón o unos dados.


El vídeo que os dejo hoy, me ha dejado impresionada y con la clarísima sensación de que uno tiene su día escrito. Vais a ver muchos casos en los que, afortunadamente no les "tocaba" aunque evidentemente tenían casi todas las papeletas...
¡Que lo disfrutéis y...BUENA SUERTE!! ;-)
SUERTUDOS

lunes, 7 de enero de 2013

Regalar con amor y sin fecha


La manera de dar vale más que lo que se da.
Pierre Corneille


¡¡Por fin terminó la Navidad!! Entendedme, no es que sea la típica intelectualoide petarda con complejo de Mr. Scrooge en "Cuento de Navidad", pero si no fuera por el entusiasmo contagioso (por no decir "pegajoso") de los pequeñuelos, estas fechas no tendrían ningún sentido para mí.

Observo gente enloquecida cargada de bolsas y estresadísima preparando cenas, comidas y desayunos. Quejándose constantemente de lo caro que es todo pero con la compulsión enfermiza de la compra constante. Parece que hay que comer mucho, beber mucho, comprar mucho...¿y compartir?
 
Parece que en el fondo se ha olvidado la esencia de estas fiestas, pasar tiempo en familia, compartir experiencias e ilusión. Cuando profundizo en conversaciones con personas de confianza, todos llegamos a la misma conclusión, parece que se come sin ganas, se comparte sin alegría y se regala sin cariño. Puro compromiso, pura tradición.
 
Por no hablar de la confianza casi patológica en el azar (que no la suerte)...esas colas que muchísimas personas han esperado durante horas para conseguir un número de lotería en una Administración determinada, y cuando no toca, pues nada: "probaremos suerte en la del Niño". Y así hasta el infinito. 
En fin, este tema es tan controvertido como interesante y lo dejaré para el siguiente post con el fin de no salirme mucho del asunto que hoy nos ocupa: el acto de regalar.


Al igual que en cumpleaños o fechas determinadas por los comercios, en Navidad parece que hay que regalar por decreto. Normalmente, acabamos corriendo, en el último momento esperando estar inspirados para acertar. Lo que suele ocurrir es que ese día no encontramos lo que estamos buscando.
En cambio, hay otras ocasiones en que vemos algo que alguien cercano a nosotros necesita pero no es la "fecha requerida"...¿por qué no sorprender a las personas que nos importan con un regalo a destiempo? Parece absurdo que el cariño tenga que demostrarse en días prefijados. de hecho puede ser la excusa perfecta para alegrarle el día a quienes queremos. El gesto de regalar de este modo tiene valor por su espontaneidad, por la sinceridad con que se hace, porque demuestra que tenemos presente a esa persona. Y todos sabemos que no hacen falta los regalos caros ni grandes. Basta con interesarse por conocer al otro, observar e intuir.

Ya sabemos que recibimos lo que damos, es una Ley universal y todo el que entrega con Verdad sabe que el acto de generosidad es más satisfactorio para el que lo ofrecen que para el que lo recibe. Pensar en los demás nos engrandece, ayuda a estrechar lazos con nuestra gente y nos hace menos egoistas y más nobles.





Contadnos vuestras experiencias, ¿no habéis disfrutado más buscando y entregando un regalo que recibiéndolo? ¿Cual es el regalo que más os ha llegado al corazón?
Gracias por esperarnos y seguirnos, es muy alentador saber que hay personas a las que les gusta leer este humilde blog.

Os dejo dos vídeos ilustrativos del tema de hoy:
- la canción de Drexler "Todo se transforma", escuchad bien su letra: Todo se transforma
- el monólogo de Miki Nadal sobre lo polémico de algunos regalos... Los regalos